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July 28, 2016

The X-Men # 5, 6 & 7 - Stan Lee & Jack Kirby

If we take a look at the first issues of most Marvel titles in the 60s, we’ll quickly realize that quite often the first villain to fight against the heroes isn’t necessarily a memorable foe. In fact, the most iconic enemies would only appear several months after the superheroes debut; for instance, in Fantastic Four # 1, the quartet defeats the Moleman, and readers would have to wait a while until the first appearance of Doctor Doom; the same thing happens with Spider-Man (the Green Goblin isn’t the first adversary to show up), Daredevil (no Kingpin in sight during the first adventures), Hulk, Iron Man, etc. 

It seems like only the X-Men got to meet their quintessential villain in the first issue. Indeed, Magneto’s tremendous popularity amongst the readers surely explains why he would soon monopolize the pages of The X-Men. Magneto and his Brotherhood of Evil Mutants reappear in “Trapped: One X-Man” (originally published in The X-Men # 5, May 1964). 

Although these comics were published half a century ago, they’re still incredibly entertaining. And many of the concepts developed by Stan Lee and Jack Kirby remain as fresh today as they were back in the 60s. I was born a couple of decades after the Marvel Comics renaissance, but thanks to the X-Men cartoons from the 90s I was familiar with the Danger Room (the training room), Asteroid M (Magneto’s secret headquarters) or Cerebro (the machine that would enhance Professor X’s already formidable mental powers). And today, even younger generations might have come across such things in the X-Men movies. The fact that now, in the 21st century, we can still find joy in concepts that were first seen on the page 50 years ago proves the immense talent of Lee and Kirby as creators.

I absolutely love the way Stan ‘the Man’ Lee grants us access into the private lives of the characters. It doesn’t matter if we’re talking about heroes or villains, Lee always manages to portray their intimate thoughts, dreams and fears so clearly that we immediately identify with them. Although it was quite rare at the time, Lee always included some redeeming element in his bad guys, and plenty of defects in his good guys, thus balancing things out. 

“Sub-Mariner Joins the Evil Mutants” (The X-Men # 6, July 1964) is self-explanatory enough. Namor, prince of Atlantis, is persuaded by Magneto to join the Brotherhood of Evil Mutants, but of course this is a very short-lived alliance. In “The Return of the Blob” (The X-Men # 7, September 1964), the X-Men once again thwart the plans of the master of magnetism, defeating the Blob and the rest of the evil mutants. In these stories, we learn more about Wanda Maximoff (Scarlet Witch) and her overprotective brother Pietro Maximoff (Quicksilver). 
The end of an era? / ¿El fin de una era?
The X-Men are still kids that need the guidance of their mentor, and as Xavier himself affirms “all I did was take the talent all of you already had and channel it in the right direction”. But the young mutants are still learning all the time; personally I find the naïveté and sometimes right-out clumsiness of “the most unusual teen-agers of all time” absolutely delightful. Moments like the surprise visit of Jean Grey’s parents can be really amusing, but maybe nothing beats the X-Men’s visit to Greenwich Village, home of the beatnik scene with all its countercultural references and hippy flavor; although it may be a little bit too caricaturized it’s nonetheless one of the funniest sequences we could find in the first year of X-Men. It’s also in Greenwich Village where we get to see how Bobby Drake turns down a girl who is very fond of him, explaining her that he is “a real busy guy”. Obviously, this harmless detail couldn’t be considered as conclusive evidence of Iceman’s repressed homosexuality, but it’s one of the many ambiguous situations that could raise suspicions amongst readers of the 21st century.
Secret identities / identidades secretas
Jack Kirby really hits his stride in these issues, creating some truly wonderful pages. One of my favorites is the splash page of X-Men # 5. A solemn scenario populated by brooding and somber heroes, uncannily human and yet superhuman at the same time (Cyclops’s grave demeanor and Xavier’s expression of defeat are priceless). The fighting sequences in Asteroid M or against Namor are also amazing. And, of course, Kirby’s covers are absolutely impressive.
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Si echamos un vistazo a los primeros números de la mayoría de los títulos de Marvel de los 60s, nos daremos cuenta rápidamente de que muy a menudo el primer villano con el que luchan los héroes no es necesariamente un enemigo memorable. De hecho, los enemigos más emblemáticos solamente aparecerían varios meses después del debut de los superhéroes; por ejemplo, en Fantastic Four # 1, el cuarteto vence a Moleman, y el lector tendría que esperar varios meses hasta la primera aparición de Doctor Doom; lo mismo sucede con el Spider-Man (el Duende Verde no es el primer adversario en aparecer), Daredevil (sin Kingpin a la vista durante las primeras aventuras), Hulk, Iron Man, etc.
Asteroid M

Parece que sólo los X-Men llegan a conocer a su villano por excelencia en el primer número. De hecho, la gran popularidad de Magneto entre los lectores explica por qué él rápidamente monopoliza las páginas de X-Men. Magneto y su Hermandad de Mutantes Diabólicos vuelven a aparecer en “Atrapado: Hombre X” (publicado originalmente en The X-Men # 5, mayo de 1964).

Aunque estos cómics se publicaron hace medio siglo, siguen siendo increíblemente entretenidos. Y muchos de los conceptos desarrollados por Stan Lee y Jack Kirby siguen siendo tan frescos hoy como lo fueron en los 60s. Nací un par de décadas después del renacimiento de Marvel Comics, pero gracias a los dibujos animados de X-Men de los 90s estuve familiarizado con el cuarto del peligro (la sala de entrenamiento), el asteroide M (cuartel general secreto de Magneto) o Cerebro (la máquina que aumenta las formidables facultades mentales del Profesor X). Y hoy, las generaciones más jóvenes, también conocen todo esto gracias a las películas de X-Men. El hecho de que ahora, en el siglo XXI, todavía podemos disfrutar los conceptos que aparecieron por primera vez hace 50 años, demuestra el inmenso talento de Lee y Kirby como creadores.

Me encanta la forma en que Stan 'the Man' Lee nos permite acceder a la vida privada de los personajes. No importa si estamos hablando de héroes o villanos, Lee siempre se las arregla para retratar sus pensamientos íntimos, sueños y temores tan claramente que nos identificamos inmediatamente con ellos. A pesar de que era algo inusual en esos años, Lee siempre incluye algún elemento redentor en los malos, y un montón de defectos en los buenos, equilibrando así la balanza.
X-Men versus Namor
En “Sub-Mariner se une a los mutantes diabólicos” (The X-Men # 6, julio de 1964), Namor, el príncipe de Atlantis, es persuadido por Magneto para unirse a la Hermandad de Mutantes Diabólicos, pero por supuesto esta es una alianza de muy corta duración. En “El retorno de Blob” (The X-Men # 7, septiembre de 1964), los X-Men, una vez más, frustran los planes del maestro del magnetismo, derrotan a Blob y al resto de los mutantes malvados. En estas historias, descubrimos más información sobre Wanda Maximoff (Scarlet Witch) y su hermano sobreprotector Pietro Maximoff (Quicksilver).
Graduation Day / Día de graduación
Los X-Men siguen siendo chiquillos que necesitan ser guiados por su mentor, y como Xavier afirma “todo lo que hice fue tomar el talento que todos ustedes ya tenían y canalizarlo en la dirección correcta”. Pero los jóvenes mutantes todavía están aprendiendo todo el tiempo; personalmente encuentro la ingenuidad y torpeza juvenil de “los más inusuales adolescentes de todos los tiempos” absolutamente deliciosas. Momentos como la visita sorpresa de los padres de Jean Grey son muy divertidos, pero pocas cosas superan la visita de los X-Men a Greenwich Village, escenario del movimiento beatnik con todas sus referencias contraculturales y alegorías hippy; aunque puede ser demasiado caricaturizada, no obstante, esta es una de las secuencias más divertidas del primer año de los X-Men. Es también en Greenwich Village donde podemos ver cómo Bobby Drake rechaza a una chica que está muy interesada en él; la explicación del muchacho es que “está verdaderamente ocupado”. Obviamente, este detalle inofensivo no podría considerarse como prueba concluyente de la homosexualidad reprimida de Iceman, pero es una de las muchas situaciones ambiguas que podrían apoyar las sospechas de los lectores del siglo XXI.
The Brotherhood of Evil Mutants / La Hermandad de Mutantes Diabólicos
El arte de Jack Kirby sigue mejorando, y aquí hay algunas páginas verdaderamente maravillosas. Una de mis favoritas es la página inicial de X-Men # 5. Un escenario solemne poblado por héroes melancólicos y sombríos, asombrosamente humanos y simultáneamente sobrehumanos (el gesto apesadumbrado de Cyclops y la expresión de derrota de Xavier son impactantes). Las secuencias de lucha en el asteroide M o en contra de Namor también son increíbles. Y, por supuesto, las portadas de Kirby son absolutamente impresionantes.

August 7, 2015

Fantastic Four 1234 - Grant Morrison & Jae Lee

Family dynamics are hard to understand, and perhaps even harder to define. Your relatives will drive you mad, they will make you laugh or cry, or both at the same time; but in the end, they’ll always be there. Now that counts for something, and that accounts as well for the popularity of a title like Fantastic Four, Marvel’s premiere superhero family. 

Family is your biographic core, the one shelter that you can always go to, no matter what. Stan Lee knew that when he created the Fantastic Four, half a century ago; and so does Grant Morrison. For the Scottish writer, four is the perfect number when dealing with Marvel Comics’ first superhero team; published from October 2001 to January 2002, Fantastic Four 1234 is a 4-issue miniseries that focuses on each member of the renowned quartet. 

The first two chapters are deeply insightful and poignant, without fights against supervillains or cosmic threats. What we have is a family dealing with the normal tedious and the weariness of routine. As usual, Reed Richards, AKA Mr. Fantastic, has isolated himself in his lab. And at the same time Ben Grimm, AKA The Thing, is going through one of his frequent crisis. Ever since he lost his humanity to become a rocky monster, things have not been easy for him. He has great power but he has lost the normal, human satisfactions that we all enjoy on a daily basis.
Reed Richards
The Thing is not only the strength of the Fantastic Four, he’s also its symbolic foundation. If you break him, then the whole building collapses. Doctor Doom realizes that and makes Ben an offer he can’t refuse: to travel back in time to regain not only his youth but his own body, in short, to be a man again. 
The Thing & Doctor Doom

Susan Storm, AKA the Invisible Woman, is being neglected by her husband; and she does not take kindly to the fact that, when she needs him the most, his husband is hiding behind his scientific endeavors. Angry at him, and even angrier at herself, she pays a visit to Alicia Masters (Ben’s love interest). Morrison reminds us why such a friendship makes perfect sense: in the eyes of a blind woman, Sue Storm can finally be herself; in fact, it doesn’t matter if she becomes invisible, because somehow Alicia can sense everything Sue is experiencing. 

In a fascinating sequence, artist Jae Lee magnificently illustrates the improvised dinner that reunites these two lonely women. Ever the voice of consciousness, Alicia reminds Sue that even if Reed isn’t the most romantic gentleman, he loves her: “He’s not a scientist. He’s an artist, and he puts all the things he can’t say into the things he makes”. All of Reed’s creations and scientific discoveries are his only way to express his love for his wife. 

Morrison’s brilliant line can be applied to any family. You don’t need to be a grumpy genius to stop talking with the people that are closest to you. In fact, I would dare say that living under the same roof for so many years irrevocably erodes normal conversation. Language becomes useless, and communication between members of the same family eventually becomes more effective with gestures or actions instead of words. Because at the end of the day, a family is not about formal discourse, but rather the daily interaction and the unpredictability of human emotion. However, even if Susan is Reed’s inspiration, she doesn’t know it. Sue can’t decode the messages he’s been sending her. And Reed’s absence takes a toll on her.
Alicia Master & Invisible Woman

The British author also plays, quite smartly, with some of the basic flaws of these heroes. In the same way that Ben is always at odds with himself, wishing he could be a normal human being but at the same time clinging to his superhuman side; Sue Storm has also a very personal conflict: she’s constantly fantasizing about a different life, one filled with passion, at the hands of Namor, the prince of Atlantis. Indeed, the love triangle between Reed, Sue and Namor began a long time ago, when Stan Lee was still scripting the book.

Morrison also explains the Human Torch’s greatest frustration: his inability to connect, his failure in establishing enduring relationships. Introduced as a hot-headed teenager back in the day, Johnny Storm is now a young man desperate to find some sort of intimacy, and finding out that no matter how hard he tries, he comes up empty-handed. Although most writers decide to characterize Johnny as the irresponsible, fun-loving, ultimate ladies’ man, Morrison shows us a darker angle. Trying to literally buy a girl’s love, Johnny suddenly gives up. Solitude, after all, can be a heavy burden.

Fantastic Four 1234 is not only an amazing psychological exploration of Ben, Sue, Johnny and Reed, but it’s also a true love letter to the mythic run of Lee and Kirby. Everything that is important about the Fantastic Four can somehow be found in these pages; we even get to see the Mole Man (the first villain the team fought against, in the historical Fantastic Four # 1, in 1961). And faithful to the narrative structure of yesteryear, Morrison finally lets the battle begin in chapters 3 and 4. Although Doctor Doom has been using his time machine to destroy the Fantastic Four, Reed Richards has also been using his intellect to counterattack; and in the end Mr. Fantastic outsmarts Doom. 

In addition to Morrison’s impressive script, the artistic team of Jae Lee (penciler and inker) and José Villarrubia (colorist) left me in awe. Jae Lee’s pages are absolutely beautiful and Villarrubia’s colors set the mood of this dark and introspective tale. With his striking lines and his innovative designs, Lee proves how much he has evolved artistically since the 90s. Thanks to the nature of this limited series, Lee and Villarrubia were able to break free from the usual constraints of a superhero title. In many ways, Fantastic Four 1234 is the Marvel equivalent of Morrison’s deluxe graphic novel “Kid Eternity”. Although, sadly, this was Morrison’s only incursion in the Fantastic Four universe.
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Sue Storm & Namor

La dinámica familiar es difícil de entender, y quizás aún más difícil de definir. Tus familiares pueden volverte loco, hacerte reír o llorar, o ambas cosas a la vez; pero al final, siempre estarán allí. Eso es lo importante, y eso a su vez es lo que explica la popularidad de un título como los “Fantastic Four”, la primera familia superheroica de Marvel.

La familia es tu núcleo biográfico, el refugio al que siempre puedes acudir. Stan Lee lo sabía cuando creó a los Cuatro Fantásticos, hace medio siglo; y Grant Morrison también lo sabe. Para el escritor escocés, cuatro es el número perfecto cuando se trata del primer equipo de superhéroes de Marvel Comics; publicado entre octubre de 2001 y enero de 2002, “Fantastic Four 1234” es una miniserie de 4 números que se enfoca en cada uno de los miembros de este reconocido cuarteto.

Los dos primeros capítulos son profundamente introspectivos y conmovedores, sin peleas contra supervillanos o amenazas cósmicas. Lo que tenemos aquí es una familia que debe lidiar con el tedio y el desgaste de la rutina. Como de costumbre, Reed Richards, conocido como el Sr. Fantástico, se ha aislado en su laboratorio. Y al mismo tiempo, Ben Grimm, alias la Cosa, está pasando por una de sus crisis habituales. Desde que perdió su humanidad para convertirse en un monstruo rocoso, las cosas no han sido fáciles para él; tiene un gran poder pero ha perdido las satisfacciones normales, humanas, que todos disfrutamos a diario.

La Cosa no sólo es la fuerza de los Cuatro Fantásticos, sino también su cimiento simbólico. Si él se quiebra, entonces todo el edificio colapsa. Doctor Doom se da cuenta de ello y le hace a Ben una oferta que no podrá rehusar: viajar en el tiempo para recuperar no sólo su juventud sino su propio cuerpo, en breve, ser nuevamente un hombre. 
The fall of the Human Torch / la caída de la Antorcha Humana

Susan Storm, más conocida como la Mujer Invisible, se siente rechazada por su marido; y cuando ella más lo necesita, su esposo se esconde detrás de sus tareas científicas. Enojado con él, e incluso más enojada consigo misma, visita a Alicia Masters (el interés amoroso de Ben). Morrison nos recuerda por qué esa amistad tiene tanto sentido: ante los ojos de una mujer ciega, Sue Storm, finalmente, puede ser ella misma; de hecho, no importa si ella se vuelve invisible, porque de alguna manera Alicia puede sentir todo lo Sue está experimentando.

En una secuencia fascinante, el artista Jae Lee ilustra magníficamente la cena improvisada que reúne a estas dos mujeres solas. Siempre la voz de la conciencia, Alicia le recuerda a Sue que aunque Reed no es el caballero más romántico, igual la ama: “Él no es un científico. Es un artista, y coloca todas las cosas que no puede decir en las cosas que inventa”. Todas las creaciones de Reed y sus descubrimientos científicos son su única manera de expresar su amor por su esposa.

Esta brillante frase de Morrison puede aplicarse a cualquier familia. No necesitas ser un genio gruñón para dejar de hablar con las personas más cercanas a ti. De hecho, me atrevería a decir que vivir bajo el mismo techo durante tantos años erosiona irrevocablemente el diálogo normal. El lenguaje se vuelve inútil, y la comunicación entre los miembros de una misma familia con el tiempo se hace más eficaz con gestos o acciones en lugar de palabras. Porque al final del día, una familia no se circunscribe a un discurso formal, sino más bien a la interacción cotidiana y a la imprevisibilidad de las emociones humanas. Sin embargo, incluso si Susan es la inspiración de Reed, ella no lo sabe. Sue no puede decodificar los mensajes que él le ha estado enviando. Y esa sensación de ausencia tiene consecuencias.
Intellectual adversaries / adversarios intelectuales
El autor británico también juega, muy astutamente, con algunos de los defectos básicos de estos héroes. De la misma manera que Ben está siempre en conflicto consigo mismo, deseando ser un humano normal, pero al mismo tiempo aferrándose a su lado sobrehumano; Sue Storm también tiene un problema muy personal: ella está constantemente fantaseando con una vida diferente, llena de pasión, a manos de Namor, el príncipe de Atlántida. De hecho, el triángulo amoroso entre Reed, Sue y Namor comenzó hace mucho tiempo, cuando Stan Lee era el guionista de la colección.
Sue is still attracted to Namor / Sue aún se se siente atraída por Namor

Morrison también explica la mayor frustración de la Antorcha Humana: su incapacidad para conectar, su fracaso al establecer relaciones duraderas. Inicialmente presentado como un adolescente impetuoso, Johnny Storm es ahora un joven desesperado por encontrar algún tipo de intimidad, y descubre que no importa lo mucho que lo intente, siempre sale con las manos vacías. Aunque la mayoría de los escritores deciden caracterizar a Johnny como un amante de la diversión, un irresponsable y un gran mujeriego, Morrison nos muestra un ángulo más oscuro. Al tratar de comprar, literalmente, el amor de una chica, Johnny de pronto se da por vencido. La soledad, después de todo, puede ser una carga pesada.

“Fantastic Four 1234” no es sólo una asombrosa exploración psicológica de Ben, Sue, Johnny y Reed, sino también una verdadera carta de amor a la mítica etapa de Lee y Kirby. Todo lo que es importante acerca de los Cuatro Fantásticos se encuentra en estas páginas; incluso aparece el Hombre Topo (el primer villano que se enfrentó al equipo, en el histórico Fantastic Four # 1, de 1961). Y fiel a la estructura narrativa de antaño, Morrison finalmente permite que la batalla comience en los capítulos 3 y 4. Aunque el Doctor Doom ha estado utilizando su máquina del tiempo para destruir a los Cuatro Fantásticos, Reed Richards también ha estado utilizando su intelecto para contraatacar; y al final el Sr. Fantástico es capaz de superar a Doom.
Reed and Sue, reunited at last / Reed y Sue, reunidos por fin
Además del memorable guión de Morrison, el equipo artístico de Jae Lee (lápiz y tinta) y José Villarrubia (color) me dejó impresionado. Las páginas de Jae Lee son absolutamente preciosas y los colores de Villarrubia ayudan a crear la atmósfera de esta historia densa e introspectiva. Con sus líneas llamativas y sus diseños innovadores, Lee demuestra lo mucho que ha evolucionado artísticamente desde los años 90. Gracias a la naturaleza de esta serie limitada, Lee y Villarrubia fueron capaces de liberarse de las restricciones habituales de un título de superhéroes. En muchos sentidos, “Fantastic Four 1234” es el equivalente de Marvel de la novela gráfica de lujo de Morrison Kid Eternity. Aunque, por desgracia, esta fue la única incursión de Morrison en el  universo de los Cuatro Fantásticos.